El 26% de los niños presentan obesidad infantil, pero lo más preocupante es que en los últimos 20 años se ha incrementado de manera importante esta proporción hasta casi un 60% más.
El sobrepeso de los niños tiene una predisposición genética, y obedece a distintos factores: El sobrepeso de los niños tiene una predisposición genética y podemos prevenirla tomando las siguientes medidas:
- Informar a los padres sobre una buena conducta nutritiva
- No dejarse llevar por la publicidad sobre alimentos «basura»
- Abstenerse de dar a los niños alimentos altos en calorías
- Los dulces no recompensan la ausencia de los padres y no hay que utilizarlos como premio de consolación
- Estimular la actividad física de los niños
- Promocionar alimentos saludables en las «tienditas» de las escuelas
- Buscar una alternativa a los restaurantes de comida rápida como pueden ser buffets libres con variedades de ensaladas del tipo Fresco o Lactuca
- Reducir el tiempo que los niños están frente a la televisión, la computadora o los videojuegos
El problema empieza desde la forma y el tipo de alimentación de la madre antes de concebir al niño, durante el embarazo, la lactancia, la introducción de la alimentación en el bebé y así sigue esta cadena.
La obesidad infantil le provoca al niño inseguridad, fatiga fácil, baja su autoestima, favorece la discriminación escolar y social, y puede conllevar la partición de hipertensión, hipercolesterolemia o estrías.
Se trata de un problema serio del cual por fin empezamos a concienciarnos, a fin de evitar en un futuro tratamientos de la obesidad. Una prueba de ello es la iniciativa aprobada recientemente por la Comisión Europea de destinar 90 millones de euros al año del presupuesto comunitario a financiar planes de distribución gratuita de frutas y verduras en los colegios europeos, con el objetivo de crear hábitos saludables entre los escolares y combatir este problema.