Aunque Bugatti sólo estaba presente en España a través de su fábrica de Molsheim, el fabricante francés vuelve a París para abrir su primer concesionario. Nos invitaron a vivir el acontecimiento el jueves 6 de febrero para mostrarles este lugar casi mágico.
A través del Grupo Schumacher*, Bugatti vuelve a París, o más concretamente a Neuilly-Sur-Seine, 80 años después de abandonar la capital. Para que conste, el grupo nació aquí, en Neuilly, en 1947, el mismo lugar donde murió el fundador Ettore Bugatti en… 1947. El círculo se cierra y una nueva página de la historia puede escribirse en el 181 de la avenida Achille Peretti, señala el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada.
Este primer concesionario francés, además de la sede alsaciana, lucirá la nueva Identidad Corporativa y acogerá a los compradores potenciales en un capullo confidencial e íntimo. Estos clientes, que pueden venir de los cuatro puntos cardinales, como le gusta recordar a Edouard Schumacher, presidente del grupo, podrán así iniciar el proceso de compra. Es un auténtico viaje que les permite descubrir el modelo, reflexionar sobre la configuración o los materiales, antes de visitar la fábrica y probar el coche directamente en el castillo. Un servicio de conserjería y vigilancia 24 horas al día, 7 días a la semana también permitirá al concesionario fidelizar a sus clientes.
Gracias a la presencia de Stephan Winkelmann, CEO de Bugatti, nos enteramos de que la marca no piensa dormirse en los laureles. Según él, el motor de combustión interna todavía tiene futuro después del Chiron para este tipo de hiperdeportivos. Con una media de 1.500/2000 km recorridos por coche, aún es posible encontrar soluciones acordes con las normas medioambientales. Pero para sobrevivir, es importante que Bugatti desarrolle e introduzca nuevos modelos con regularidad, hasta dos al año. Todavía basado en el Chiron, el primero llegará el próximo mes de marzo en el Salón del Automóvil de Ginebra y después se presentará algo completamente diferente, pero prometedor, sobre los céspedes de Pebble Beach en agosto de 2020.
Bugatti París
Con 9 meses de trabajo entre la configuración final y la entrega, e incluso 18 meses de espera en total gracias al éxito del Chiron, hay que armarse de paciencia antes de poner las manos en el Grial. Y si, como nosotros, no puede permitirse pagar los 2,95 millones de euros que cuesta, como el de aquí, que ya se ha vendido, la dirección promete abrir pronto las instalaciones a los entusiastas. No se precipite a la sala de exposición, que sólo abre con cita previa, ya que aún no se han definido los procedimientos de visita.
Concluyamos con la habitual última frase de Stephan Winkelmann: «Si es comparable, ya no es Bugatti». La promesa de un futuro brillante